Capitulo I: Donde la historia empieza

No recuerdo quien soy, solo el porque de mi existencia.

Venganza.

Lleva ya 5 años persiguiendo el porque de mi existencia.

Cinco largos años siendo asesina, segando vidas sin ton ni son.

¿Cómo empezó todo?

Pues muy simple.

Mi madre era una reputada mecena a ojos de todos, una asesina a espaldas de nadie.

Esos «nadie» al final se dieron cuenta de lo que era mi amada madre y la condenaron a muerte junto con mi hermano mayor Máximo.

¿ Y os preguntareis por qué también a mi hermano? Porque era cómplice de mi madre, por eso.

Por eso me hice asesina, por la injusta muerte de mis familiares.

No pude impedir la condena a muerte, ni las horas de tortura en las celdas, ni cuando los mataron, ni el no poder verlos una vez muertos. Todas las injusticias que sufrieron y las que sufrimos mi abuelo y yo.

Ninguno de los dos pudimos asistir a su «asesinato» ni ver sus cadáveres después de ello.

Nada.

¿Por qué no he mencionado a mi padre en todo esto? Porque el día que atraparon a mi madre y a mi hermano el desapareció sin dejar ni una mota de polvo.

Respecto a él tengo sentimientos encontrados, pero eso lo dejare para más adelante.

Después de tantos años, el pasado seguía inamovible. No merecía la pena lamentarse por nada ni por nadie.

– Mi querida nieta, ¿en que pensabas?-

Un hombre de gran corpulencia y con un espeso bigote negro aparece por la puerta de la sala de lectura.

El gran Bosco Gajardo entraba por las puertas dejando rastro de su imponente presencia y su buen gusto en el vestuario.

– Nada abuelo. Solo estaba poniendo en orden mis pensamientos, rememorando a mis antepasados más queridos y a los que han caído bajo mi hoja.- Di un largo suspiro y aparte la capucha de la capa. – Para el caso abuelo, nada.-

– Pues para no ser nada, según tú, es demasiado lo que estas pensando pequeña.- Se acerco a mi y me dio un abrazo. – ¿ A donde vas a ir ahora?.-

– A Italia. Necesito ir allí con urgencia abuelo.- Suspire pesadamente dos veces.- Los templarios se están haciendo con el control y no puedo permitirlo.- Apreté los puños con fuerza clavándome las uñas en las palmas de las manos.

– Caliel, relájate. Se que hay que evitar la llegada al poder de ellos. Pero hay que pensar las cosas con calma y tranquilidad, sin precipitarse en lo más mínimo.- Bosco se paso las manos por la larga barba calmando sus nervios y sopesando la situación.

– Lo sé abuelo, lo sé. Pero no puedo evitar sentirme inútil estando aquí parada y perdiendo el tiempo. En serio, estoy ofuscada.- Empece a girar sobre mis pasos varias veces mientras mi abuelo me miraba como un gato persigue a un punto de luz en movimiento.

– Para pequeña, me vas a marear. Creo que es hora de que te entregue una cosa.- Salio presto de la sala y regreso a los poco minutos con un cofre de madera y plata del tamaño de una caja de vestido.- ¿Tienes la llave de plata de tu madre?.-

Asentí y me la quite de la oreja. Años atrás mi madre la había llevado prendida en un elegante collar de oro pero a mi no me gustaban los colgantes, me molestaban demasiado con la capa.
La observe detenidamente antes de abrir el cofre con ella, o eso fue lo que pensé por la petición de mi abuelo.

Era una llave de plata pulida del tamaño del tallo de una hoja. En el ojal tenía filigranas de formas dispares simulando el escudo de la familia.

La balanza, la espada y la venda.

El símbolo de mi vida, lo poco que quedaba de mi pasado y de mi familia.

– Vamos, abre el cofre y descubre que es lo que el pasado te regala.- Sonrió de manera amplia y cálida.

Dentro del cofre había un enorme libro con las tapas de latón, unas botellitas con diferentes líquidos, una llave de oro y una daga.

– ¿Qué es todo esto abuelo?-  Dije con cara de duda y asombro

– Sígueme y lo descubrirás.- Bosco giro sobre sus talones y fue fuera de la habitación. Iba a paso muy ligero, tuve que ir trotando para alcanzarlo.

Una vez en la entrada había sendos caballos preparados para cabalgar.

Metí en una de las alforjas las caja y monte a la par que mi abuelo sobre el caballo.

Pusimos los caballos a paso lento y me deje guiar por mi abuelo hasta nuestro destino.

¿ A donde me guiaría mi abuelo? ¿Tendría relación con el contenido de la caja?

5075864556_d8e8299963_b

Un comentario en “Capitulo I: Donde la historia empieza

Deja un comentario